Si bien es cierto que la vida se trae de las suyas, y ¿de que manera no?, cuando somos capaces de dar amor a una persona, lo hacemos y lo disfrutamos como podemos, al comienzo es como cuando miras fijamente una rosa y esta, de la nada comienza a abrirse a un nuevo mundo,a una nueva naturaleza y todo esto sin saber en que tierra crecerá o en manos de quien la cuidara, o si simplemente la arrancaran, o por descuido se marchitara.
En el transcurso de estos infinitos sentimientos que pueden hacerse presente cuando entregas amor y de alguna manera regalas tus pensamientos y corazón, hay algo que es inevitable como un simple parpadeo o que tus manos rocen la piel debido a una punzante picadura, ¿adivinan que es? si, el dolor.
Es algo así como si una mano invisible entra a tu pecho y se pasea por todo tu cuerpo causando una sensación extrañamente triste, después de su insistente recorrido, llega a tu mente activando los mejores y mas hermosos recuerdos vividos, luego su blanco, es el corazón y es cuando allí la mano empieza a cerrarse lentamente, poco a poco, dejándote sin respiración y activando alguna parte de tu mente en donde tus ojos van tomando un color rojizo hasta que finalmente una lagrima se asoma y detrás de ellas las otras van corriendo sin rumbo, un sentimiento totalmente desconocido que luego de haber cesado, volverá y volverá y volverá, hasta que un día vuelvan a plantarse semillas en una tierra igualmente desconocida, y florezca una nueva rosa en un nuevo mundo. La diferencia sera, NINGUNA,simplemente que la mano sera TOTALMENTE VISIBLE. Josalys Matos.
